Friday, October 28, 2022

Media pila

 

Su existencia fue un lastre sombrío, denso e impenetrable. El gran temor una vez muerto era el silencio atronador dentro de su tumba. Confió en que sus hijos lo enterraran- indicaciones mediante- junto a su radio portátil. Los deudos que transitaban los estrechos pasadizos del cementerio- oían un rumor constante, música, partidos de futbol, noticieros y no se daban cuenta de donde surgía tal audición.

Por las noches se juntaban en torno a su tumba en busca de entretenimiento una variedad de espíritus que habían muerto en una paz maquillada o cuyas vidas habían sido una llovizna lánguida e intermitente sin propósito, rumbo ni destino. Se armaba una comunión muy armoniosa entre estos espíritus hasta que un mal día la radio –cual romance de verano- dejo de funcionar.

El fracaso de su propósito volvió a ser palpable entre sus semejantes de la misma forma que lo había sido durante toda su vida. La historia- como todas ellas- termino buscando culpables de tal cambio de circunstancias.