Thursday, March 28, 2019

¿Por qué cómo qué?


No recordaba la última vez que se había sentido a sus anchas. Se hallaba perdido, ajeno a sí mismo. Ya no sabía más -con certeza- quien era él. Sus músculos estaban entumecidos, casi atrofiados por la falta de actividad. Intuía que algo dentro suyo se estaba pudriendo. Carecía de propósito, metas y ambición alguna. Una repugnante resignación lo abrumaba. Su presente era un desconsuelo agobiante.

La confianza hacia otras personas se había evaporado hace un tiempo difícil de cuantificar. Sin embargo, seguía admirando a ciertos individuos. Uno de estos individuos - lo inicio en un mundo platónico, donde solo las intenciones cuentan. Desde esta nueva perspectiva, comenzó a experimentar algunos cambios, percibía que su alma paulatinamente le volvía al cuerpo.

Lo primero que noto fue la ausencia del ¿qué?. Todos los planteamientos existenciales en torno al ¿qué? de las cosas, personas y el universo todo – se esfumaron, desaparecieron para siempre.

Lo segundo que advirtió -pasado un periodo no muy largo- fue la ausencia del ¿cómo?, sin siquiera darse cuenta de qué y cómo fue el proceso que lo llevo a esta instancia perceptiva. Comenzó a disfrutar de la liviandad de ir por la vida sin los ¿qué? ni los ¿cómo?.

Lo último que recordó perder fue el ¿por qué? de las cuestiones que nos rodean a diario. A partir de esa época, pasaba días enteros levitando. 

Cada vez entendía menos a la sociedad a la cual supo pertenecer. No lograba comprender asuntos políticos, cotidianos ni de ninguna índole pragmática. Su vida anterior quedo definitivamente enterrada en un lugar desconocido. Su mundo se restringió a sí mismo. Había logrado un equilibrio mental y emocional impensado unos meses atrás.

Corto tiempo después de haber alcanzado tal poder de abstracción, su cuerpo se mimetizo con la transformación iniciada por su mente. Sus libros leídos infinidad de veces, sus vinilos escuchados hasta la saciedad y la culpa - solapada, disfrazada con sus ropas más disimiles, irreconocibles y extravagantes- lo acompañaron en su viaje postrero hacia el cedro y el bronce.



Tuesday, March 12, 2019

Oxígeno


Un último coletazo dio el pez tratando de escaparle al oxígeno que termino envenenándolo.

Murió- al fin- para volver a ser parte de la nada. Ahora es libre y huye del cuerpo en el cual estuvo enjaulado toda su vida.

Otros peces siguen nadando en el ancho mar, presos de sus errores y aciertos; de sus convicciones y sus dudas; de sus miedos, decisiones, pasiones, tristezas y cantidad de otros sustantivos abstractos imaginables y acordes a la carga vital.

Los delfines, los mamíferos más inteligentes según expertos en el tema, viven cautivos de sus pensamientos. Si entendieran la lengua castellana y supiesen leer – les escribiría cuentos inverosímiles que los ayudasen a evadirse de su entorno y realidad acuática.

En cambio, con los monos y chimpancés - seres dicharacheros como pocos- me sentaría a comer una picada, a tomar unos tragos que raspen el garguero y les hablaría de las cosas que más me apasionan – que no son otras que las incoherencias, contradicciones, absurdos, y locuras que forman parte de la condición humana.

El oxígeno se me está terminando: debo volver a la superficie, a mi equilibrado y sensato yo - que terminara envenenándome.