A
pesar de su costumbre de reírse de aquellas personas que se refieren a sí
mismas en tercera persona -como buenos egocéntricos que son- dicen los que lo
conocen que es un tipo querible y hasta afable. Hubo un extenso periodo en su
vida en que el reprimía a toda costa todo lo que consideraba inapropiado.
De
muy joven en casa de su primer novia -además de dominar su boca ante
situaciones familiares desfavorables para su amada- contenía también sus
flatulencias por temor a ser escuchado. Con el paso del tiempo supo -luego de
consultarlo con un gastroenterólogo -que su intestino vive irritado y era esa la
causa de sentir unas ganas irrefrenables de deshacerse de gases que le
generaban y aun le generan malestares en su sistema digestivo.
Una
vez diagnosticado sobre su condición intestinal- se permitió evacuar
flatulencias sin tantos pruritos. Algo similar sucedió con sus pensamientos: se
dio cuenta que su mesura en situaciones críticas lo hería y dañaba en su fuero íntimo.
Así fue que empezó a decir cosas que la gran mayoría de su entorno no tolero ni
quiso volver a escuchar. Entonces fue encontrándose cada vez más aislado y
dejado a un lado pero sin tantos retorcijones ni remordimientos.
Algunos
lo etiquetan de difícil, complicado e intenso. Mientras tanto, él no se
victimiza e intenta focalizarse en lo esencial e indispensable. Por algo los
ojos están en la cara y no en la nuca: para ir hacia adelante.
Foto gentileza de Andres Aksler.
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