Friday, October 15, 2021

Dormir

 

Esa mañana me levante temprano -como de costumbre- con mi frecuente ansiedad de que todo dura demasiado tiempo. Mientras preparaba mi café, sentía mi cabeza liviana a modo de principio de una borrachera. Esa liviandad paso a ser mareo a los pocos minutos. Tuve que agarrarme de las paredes para llegar a mi cama. Una transpiración fría me hacía tiritar descontroladamente.

Estuve dos días dormitando casi que ininterrumpidamente y sin comer bocado. Sueños vividos me llevaban por pasadizos inhóspitos y desconocidos de mi subconsciente. Logre levantarme un par de veces para ir al baño a tomar agua y lanzar un jugo gástrico amarillento y espumoso que me provoco una acidez áspera.

El tiempo pasaba lento y rápido a la vez: de a ratos sentía un vértigo aletargado que me impedía mantener la vertical y me postraba en una perpetuidad confusa, rotando posiciones en la cama que me ayudaran a conciliar un sueño que me desenterrara de esa pesadilla.

Los cuadros en la pared tomaban volumen y se me venían encima con sus colores chorreantes y repugnantes. Intentaba mantener los ojos cerrados mientras no dormía para que las cosas no giraran a mi alrededor.  Mi mente y cuerpo estaban desconectados, desacompasados –como si se tratara de voluntades opuestas.

En cierto momento el silencio fue total y el aire inodoro- cual si mi olfato y escucha hubieran desaparecido de mi paleta sensorial. Deje de buscar, recordar, creer, pensar, soñar y darme vueltas en la cama. Al fin y sin aviso, la paz conmigo mismo venció a mi mente retorcida e invadió mi cuerpo inerte.





No comments:

Post a Comment