Wednesday, July 10, 2019

Paul McCartney




Me encontré con Paul McCartney. Como se imaginarán, fue de lo más inesperado. Estábamos en un lugar que me resultaba sumamente familiar, muy pero muy cerca de donde vivo.

Entablamos una conversación más que cordial a los pocos instantes de habernos conocido. Le manifesté -como era de esperar- mi admiración hacia su música. Claro, no le dije que en realidad me gusta e identifico mucho más con la música de Lennon que la de él.

A cierta altura de la breve pero intensa conversación que mantuvimos, hubiese querido contarle que de niño, yo pensaba que había sido adoptado y que mi verdadero padre era John Travolta. Pude recapacitar a tiempo y dejé que ese pensamiento de mi etapa infantil - fuera atrapado por ese filtro mental que no siempre me funciona o no me funciona del todo bien.

Le que sí le dije es que tengo cantidad de sus discos en mi casa y que me gustaría que me los autografiara. Le expliqué que vivía muy pero muy cerca. El asintió y dijo que me esperaría.

En el corto camino hacia mi casa- me enredé con pormenores, situaciones molestas e insignificancias varias que me fueron embarullando y alejando de lo verdaderamente importante, de mi plan, de mi cometido.

Pasó un tiempo que me es imposible de cuantificar hasta que volví al lugar del encuentro. Como era de esperar, Sir Paul McCartney se había marchado.

Sin rumbo, sin ansiedad ni pensamientos específicos- comencé a caminar hacia la densa oscuridad que me esperaba impertérrita.


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