1. Una hoja perfectamente verde va caducando imperceptiblemente y cuando menos lo espera -su color cambia, su tamaño y consistencia también. Ahora se aferra de su cabo lo más que puede. Trata de convertirse en perenne a pesar que conoce su condición finita. Al tercer o cuarto viento cae y se desliga para siempre del tronco que una vez creyó inmutable y atemporal.
2.
Vivo en un lugar
que supo existir en mi infancia. Me llego la versión de que ese lugar ya no es
más lo que supo ser. No sé si la apreciación del observador es desde su punto
de vista más o menos objetivo o desde su filtro que lleva más de cuarenta años
recibiendo información que interpreta según sus carencias, necesidades vitales
y psicológicas.
3.
Sin mala
intención alguna- ciertos pensamientos se esconden en pliegues olvidadizos de
mi memoria, lugares vírgenes y sin resaca, limpios de todo abuso.
Hago lo que siento que me hace bien. Si no lo hago, ¿quién
lo va hacer por mí? Por eso lo hago pausado y lo más tranquilo posible, con
olor a verano de Atlántidas, Toscas y Parques del Plata.
4.
Pensar solo en el
futuro es igual a auto eliminarme, a limitar mis cualidades y dones. Si existe
una persona que pueda morir en paz, quisiera conocerla, acariciarla, mimarla y
darle lo mejor de mí, incluidas mis siestas escuchando la lluvia caer sobre el
cemento. Voy desvaneciéndome, como si nunca hubiese existido. Una vez que me llegue
el momento culminante- quisiera estar soñando acerca de lo imposible, lo
inefable, lo incunable, lo pragmáticamente inexistente.
5.
Mi dolor es por momentos
inexplicable pero cuando cesa- aparece el instante casi que mágico y es ahí
donde ocurre el milagro: mi alma logra sincronizar con el mismísimo universo.
6.
Intento no
ignorar nada y disfrutar da las cosas que están a mano. Tomo de las mieles de
un éxito escaso y hasta discutible. Escribo palabras que mis procesos mentales
no alcanzan a entender con certidumbre.
7.
Debería hacer un
esfuerzo consciente en no pensar tanto en mí, en no ser tan egoísta. Eso además
me ayudaría a no cuestionarme tanto y a desarrollar un mínimo de compasión por
el resto de la humanidad.
8.
Hay que armarse
de paciencia a cualquier costo- incluso a costa de la salud física pero más que
nada de la mental. He perdido amistades, bandas de música y mujeres. Sigo camino
mientras la soledad me arroba y me empapo absolutamente en ella.
9.
No existen más
los apuros en mi vida: todo
también puede esperar. Sin embargo, no me doy tiempo a madurar las cosas que
importan. Mi cabeza anda por las nubes aunque el día este despejado.
10. Tengo una
facilidad nefasta para enfocarme en lo negativo y dramático de cada situación y
experiencia vital. Mi vida está por explotar en el aire y sin embargo algo
inesperado me “espera” a la vuelta de la esquina.