Monday, July 6, 2020

Ganas de nada


Hoy ando con suerte: me dejaron entrar más temprano que de costumbre a mi guarida, a mi resguardo. Las ventanas abiertas dejan expuestas múltiples hojas que visten a los árboles en pleno verano. Mi mirada queda suspendida en algún lugar y los recuerdos emanan sin timidez. Las imágenes son mi presente. Huelo algo conocido que me devuelve al lugar exacto donde estoy.

Tengo que enfocar diferente: no solo ver todo lo que falta, sino también disfrutar de la abundancia. Emociones y pragmatismos- antagónicos como lo son el talento y la mediocridad- conviven en mí. ¿Soy capaz de extraerme de lleno, sin refugios, completa y absolutamente? El entusiasmo debo encontrarlo debajo de cada baldosa, pese y a pesar de otros.

Está bien que no me destruya, pero tampoco quiero vivir con el susto a boca de jarro. Ni padecer miedos crónicos- ni ser un héroe intergaláctico, fuente de inspiración caricaturesca de tiempos a otro paso, sin poderes remotos ni procedimientos mecanizados y perfeccionados hasta en el más mínimo detalle.

La ilusión es fundamental en toda creación; es un nuevo despertar. Lleno mi alma con ella, por las dudas de que exista; el espíritu también. Las influencias de los maestros del buen gusto y la indiferencia de varios comparten pieza en mi altillo. Buceo en mi rio emocional intentando hallar - en sus aguas marrones y turbias - motivos, sentidos, tesoros perdidos y olvidados en el fondo del tiempo.

Debo ir a dormir ahora; mañana tengo que salir temprano al mundo de aquellos que desconozco, que no prefiero y cuyas apariencias son opuestas a mi realidad. Trabajar es una necesidad o quizás un error. Un descuido llena de hongos verduzcos el interior de mi congelador desenchufado. Absorbo mi respiración, profunda, completa; una inspiración del momento focaliza mi atención más allá de mi apatía y desgano perenne; la lluvia con su melodía monótona, cae de bruces sobre las chapas.



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